El trauma es una experiencia emocionalmente desagradable que puede dejar profundas cicatrices en la mente y el cuerpo. Es común experimentar pensamientos y emociones negativas después de la exposición al trauma. Si no se maneja de manera adecuada, este puede afectar nuestra vida diaria y tener un impacto negativo en nuestra salud mental y emocional.
El trauma puede ser definido como cualquier evento o experiencia que es percibida como una amenaza a nuestra seguridad física, emocional o psicológica. La exposición a situaciones traumáticas puede variar desde experiencias únicas como un accidente automovilístico, desastres naturales, abuso, violencia, hasta traumas repetidos como el acoso, el abuso infantil o la violencia doméstica.
El trauma puede afectar a cualquier persona independientemente de su edad, género, raza o etnia. Cada persona experimenta el trauma de manera diferente y puede tener una respuesta única a la situación traumática en sí misma.
Después de experimentar un evento traumático, es común tener pensamientos y emociones relacionados con el trauma. Estos pueden incluir pensamientos en los que se revive la experiencia traumática, ataques de ansiedad, depresión, tristeza, rabia, culpa o vergüenza. A veces, estas emociones pueden parecer abrumadoras y difíciles de manejar.
Los pensamientos empeorados por la exposición al trauma y la ansiedad son comunes, y muchas personas experimentan síntomas de trastorno de estrés postraumático (PTSD). Los pensamientos intrusivos persistentes, el aislamiento social y la evitación pueden ser síntomas de PTSD. También se pueden experimentar pesadillas, sudores nocturnos e irritabilidad crónica.
Es importante tomar medidas para manejarlos efectivamente para mejorar la calidad de vida y prevenir más daños a largo plazo. A continuación, se presentan algunas estrategias útiles para manejar tus pensamientos y emociones relacionados con el trauma.
La búsqueda de ayuda de expertos es una de las primeras cosas que debes hacer después de experimentar un trauma. Busca la ayuda de un médico, consejero o terapeuta para recibir orientación y apoyo emocional. Estos profesionales pueden ofrecerte herramientas para controlar tus pensamientos y emociones traumáticas de manera efectiva.
También puedes buscar el apoyo de amigos y familiares con quienes puedas hablar abiertamente. Considera unirte a un grupo de apoyo de personas que han experimentado experiencias similares. El simple hecho de estar en una comunidad de personas que han pasado por situaciones similares puede ser útil y reconfortante.
Practicar la relajación suele ser útil para reducir los niveles de ansiedad y controlar el estrés. Las técnicas de relajación pueden incluir la meditación, la respiración profunda y la relajación muscular progresiva. Dedica un tiempo diario para relajarte y practica estas técnicas para reducir el dolor emocional y la tensión física.
A menudo, las personas con trauma no hablan mucho sobre el evento traumático y los pensamientos y emociones que experimentan como resultado de ello. Sin embargo, es importante encontrar formas seguras de expresar tus pensamientos y sentimientos.
Esto puede incluir técnicas como la escritura, la pintura, la danza o cualquier otra actividad creativa que resulte terapéutica. Compartir un diario de tus sentimientos o hablar con alguien de confianza también puede ser un método eficaz para liberar tus emociones.
El trauma puede afectar el cuerpo y la mente de muchas formas diferentes, desde cambios en los patrones de sueño hasta disminución de la capacidad para concentrarte. Trata de establecer rutinas saludables en tu vida diaria para recuperar el equilibrio en tu vida.
Establece horarios regulares para las comidas, el ejercicio y el sueño. Asegúrate de no sobrepasar tus límites y de permitir tiempo para el descanso.
Otra forma de manejar los pensamientos y emociones relacionados con el trauma es buscar distracciones positivas. Puedes encontrar actividades agradables o entretenidas que te ayuden a distraer tu mente.
Por ejemplo, escucha música, juega un videojuego, toma un baño, ve una película, lee un libro o haz algo que te agrade. Busca distracciones que te mantengan ocupado y activo en lugar de perder el tiempo en pensamientos negativos.
Finalmente, es importante que te recuerdes a ti mismo que estás haciendo lo mejor que puedes. Ser compasivo contigo mismo te ayudará a ser más paciente y aceptar tus pensamientos y emociones traumáticos.
Permite que tu cuerpo y mente se sanen a su propio ritmo. Recuerda que la recuperación del trauma es un proceso gradual, y que cada persona experimenta el trauma de manera única. No te fuerces a recuperarte demasiado rápido y sé amable contigo mismo.
El trauma es una experiencia desagradable que puede afectar la vida diaria de muchas personas. Sin embargo, hay varias estrategias que se discutieron anteriormente que pueden ayudarte a manejar tus pensamientos y emociones relacionados con el trauma.
Busca apoyo, practica la relajación, exprésate, establece rutinas saludables, busca distracciones positivas y recuerda que la recuperación es un proceso gradual que requiere tiempo y paciencia.
Si estás lidiando con pensamientos y emociones traumáticas, no dudes en buscar la ayuda de profesionales o amigos y familiares de confianza.
Recuerda, el manejo efectivo de tus pensamientos y emociones relacionados con el trauma puede mejorar enormemente tu calidad de vida y prevenir más daños a largo plazo.